lunes, 13 de febrero de 2012

Yo también fui una adicta y me recuperé gracias a un programa de 12 Pasos

Las Adicciones. Mi experiencia personal

Por: María Cecilia Castellano

Cuando el material de Lado a Lado llegó a mis manos, nunca sospeché que dentro de él iba a encontrar tantas coincidencias con mi trabajo personal. El no haber vivido de cerca experiencias de adicciones al alcohol, drogas o cigarrillo, no fue nunca un impedimento para descubrir mis propias adicciones. Mi adicción al sufrimiento, mi adicción al miedo, mi adicción al llanto, mi adicción a ser la víctima, mi adicción a tener siempre la razón, mi adicción a ser la dueña de la verdad, mi adicción a juzgar, mi adicción a la soberbia, mi adicción a ver defectos en los demás; son algunas de las que se vienen a mi mente en este momento, algunas de las cuales he sanado por completo, algunas de las cuales he sanado parcialmente y algunas de las cuales he de empezar a sanar.

Mi adicción al llanto y al sufrimiento, fueron las pioneras en mi proceso de sanación, de hecho cumplí con el primer paso sin siquiera saber que existían los doce pasos, pues eventualmente llegó ese momento en el que me dije: “Basta Ya”, debe haber otro camino mejor, ha de haber otro: seguro que sí.

Esto sucedió cuando ya no podía más con la carga, cuando el sufrimiento y el dolor gobernaban mi vida y no podía disfrutar ni siquiera de un minuto de paz, entonces me cansé, me fastidié de sentirme mal y decidí buscar ayuda, y estuve años buscando algo que me brindara la paz que tanto necesitaba, busqué ayuda sicológica convencional, siquiátrica, científica, etc. Y sí, todas ayudaron, pero momentáneamente, una vez terminado el efecto entusiasmo, el dolor y el sufrimiento regresaron. No fue, si no, hasta que llegó a mi otro tipo de ayuda: “La Psicoterapia del Alma”, que me conectó con ese Poder Superior del que habla el segundo paso que logré encontrar esa paz que tanto anhelaba y romper definitivamente con mi adicción al sufrimiento. Más adelante sin saber que se trataba del cuarto paso, me escribí una carta a mi misma, en la cual me pedía que cambiara las cosas que ya no me funcionaban y que volviera a hacer aquellas que me hacían sentir feliz. Algo pasó entonces, pues llegué a sentirme tan cómoda, tan confiada que hoy día soy capaz de muchísimas cosas de las cuales antes me avergonzaba y dejé por completo de hacer muchas otras que me causaban daño y sufrimiento. Comencé a vivir experiencias totalmente distintas, comencé a sentirme libre y feliz, como hacía mucho tiempo que no me sentía, creo que no cambiaría esa sensación por nada en el mundo.

Entonces, una persona fundamental en mi proceso de sanación, en una oportunidad me dijo que esa era mi naturaleza real, que esa era la verdadera María Cecilia, quizás en ese momento no lo entendí, pero sí que lo viví. Hoy día, gracias a esta y a otras experiencias, creo que lo he hecho conciente y se que sí es cierto que esa es mi verdadera naturaleza y tal vez por estar pendiente de otras cosas simplemente la he olvidado, pero también se que puedo recordarlo y es la razón por la cual he decidido atreverme a hacerlo.

Aún hay muchas adicciones que quiero sanar y creo que el proceso ha de ser más sólido, pues lo he hecho consciente. Hoy día, se que no es nada importante el tener siempre la razón, pues desde distintos puntos de vista la razón siempre es distinta, también se que la ira y la soberbia causan más daño en mi que en cualquier otro y que ya no me gusta tanto como antes juzgar a la gente. Hay una constante vigilancia de mi parte en cuanto a estos aspectos y una convicción profunda de que mis pecados son solo errores que deben ser corregidos y que para eso cuento con el tiempo y con el perdón. También se que mis ganas de creer y de tener fe son un paso importante dentro de este proceso, y que tal vez aún no estoy totalmente convencida de ese Dios que todos conciben pero si estoy segura de querer recordar que si es real, segura de que deseo fervientemente volver a ser esa niña que una tarde soleada pidió que lloviera y simplemente sucedió… Gracias porque aún hay recuerdos en mi mente que me acercan a la realidad, gracias porque se que sólo lo he olvidado y gracias porque estoy dispuesta a recordarlo…

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